Con el Aspirantado comienza nuestro proceso de formación.
La mayoría de las jóvenes que quieren ingresar con nosotras procede de comunidades o grupos de oración de la Renovación Carismática o de las Comunidades de Alianza, que son también comunidades carismáticas, e inician un proceso vocacional en el Instituto a través de un retiro vocacional, de alguna visita o experiencia con las hermanas, o de un tiempo de discernimiento vocacional en algún grupo juvenil animado por las Discípulas.
Una vez tomada la decisión de ingresar al Instituto comienza la etapa del Aspirantado, que dura de 3 a 6 meses. La cita lema que dinamiza esta experiencia es
«“Maestro ¿dónde vives?» Les respondió: “Venid y lo veréis»…» (Jn 1,38-39)
El objetivo de esta etapa es mostrarles a las jóvenes la Vida Consagrada al modo de ser de este Instituto, de manera que experimenten un encuentro con el Maestro y confirmen y afiancen su decisión de vivir consagradas al Señor como sus Discípulas. Este “venid y lo veréis” supone para las encargadas de la formación estar en una constante disposición de mostrar a las jóvenes aspirantes las riquezas de Cristo que ellas mismas han encontrado en este Instituto.
El Aspirantado es un tiempo de gracia, un tiempo para ayudar a las jóvenes a enamorarse de la Vida Consagrada, un tiempo que también permite a las Formadoras discernir su capacidad y verificar su idoneidad para esta vida, así como completar el perfil de formación necesario para ser introducidas al Postulantado y luego al Noviciado. Por eso el objetivo de este primer tiempo formativo es doble:
- Conocer a las jóvenes y que ellas nos conozcan.
- Vivir con ellas y constatar si ya reúnen los requisitos necesarios para ingresar al Instituto.