

Vida fraterna
Nuestra Vida Fraterna
Jesús formó una comunidad con sus discípulos y nosotras, como Discípulas de Jesús, tenemos la encomienda de formar comunidad, no sólo hacia afuera, sino principalmente hacia adentro, entre nosotras.
Queremos ser en la Iglesia y en el mundo testimonio de vida comunitaria, fermento, renuevos de vida fraterna.
Después de Dios, lo más importante para nosotras son nuestras hermanas
Como hijas del Padre celestial, hermanas y discípulas de Cristo en el Espíritu Santo, vivimos vida de fraternidad en común, y después de nuestra relación con Dios, nuestra vida de relaciones fraternas en el Instituto es nuestra prioridad.
Nuestra vida de fraternidad tiene como modelo y fuente la relación de amor y de diálogo pleno de la Santísima Trinidad.
Somos conscientes que para vivir la fraternidad necesitamos pasar del yo al nosotras. Estamos llamadas a crecer en nuestra capacidad de relacionarnos y a abrirnos a profundizar en el amor de Dios que nos sana y capacita para vivir esta experiencia de amor fraterno. Teniendo a Dios como centro de nuestra vida afectiva, tratamos que todas nuestras relaciones sean en la luz, en la pureza, en la verdad, en la caridad y en el respeto.
Unas relaciones sanas crean un ambiente de paz, de alegría, de libertad, de caridad, de ayuda mutua y de respeto que favorece el testimonio hacia afuera.
Creemos que cada hermana es un don de Dios para el Instituto, por lo tanto nos esforzamos por amarnos unas a otras aceptándonos en nuestra propia realidad. Todas en el Instituto somos hermanas y tenemos la misma dignidad aunque desempeñemos distintos oficios, cargos o ministerios. Deseamos vivir el mandato de Jesús que dice:
“En ésto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros”
(Jn 13,35)
La vida de comunión fraterna, para que sea auténtica, exige de nosotras plena adhesión a Cristo y a los ideales y estilo de vida que nos hemos propuesto. Sólo así seremos solidarias, desearemos luchar juntas y estaremos dispuestas a dar la vida unas por otras.
Las actividades que favorecen nuestras relaciones son:
Las comidas
Buscamos acudir a la mesa con gozo, sabiendo que es una oportunidad de encontrarnos con las hermanas. Con actitud abierta, deseosas de compartir nuestra vida y de escuchar a las hermanas.
El día familiar
Dedicamos un día a la semana, el que más se acomode a nuestras diversas actividades, a convivir más informal, libre y gozosamente. Vamos a algún parque o lugar recreativo a jugar, hacer deporte o simplemente a convivir, o nos quedamos en casa en una actividad recreativa.
La célula
Es un momento fuerte de encuentro con las hermanas que procuramos tener cada semana. Esta reunión es para profundizar más en nuestro compartir; para ser escuchadas, apoyadas, corregidas y animadas por todas las hermanas. Nuestro compartir puede ser libre o basarse en un tema escogido previamente.
La entrevista o diálogo personal
Es un diálogo formativo con nuestras superioras o formadoras que tratamos de tener cada mes. Favorece grandemente las relaciones y el crecimiento de las hermanas.
La relación con la familia
Tratamos de cultivar con equilibrio la relación con nuestra familia, pues eso nos da salud afectiva.