¡Jesús está vivo! Este es el mensaje que queremos dar a todos los que lean estos testimonios. Jesús está vivo y cada una de nosotras nos hemos encontrado con Él. Jesús está vivo y nuestra vida es un testimonio que quiere gritar a todas las gentes de todos los pueblos esta verdad. Jesús está vivo y Él ha cambiado nuestras vidas. Jesús está vivo y Él, que es la Vida, la Luz y la Verdad, nos ha llenado de esa vida, de esa luz, de esa verdad.

Te invitamos a que te encuentres con este Jesús vivo al leer estos testimonios. Y no solo que te encuentres con Él, sino también que lo sigas, que le entregues tu vida y tu corazón. Porque a Cristo es imposible conocerle y no amarle, amarle y no seguirle, seguirle y no servirle.

Esto es lo que ha sucedido en nuestras vidas. Nos hemos encontrado con Jesús, nos hemos enamorado de Él, y su amor y su gracia nos han dado la capacidad de dejarlo todo para consagrarnos a Él para siempre.

Que el compartir de nuestras vidas te haga descubrir también esta verdad.

Una de las cosas que suelen detener a los jóvenes al momento de responder al Señor optando por la vida consagrada es esta: el miedo a lo que la familia puede decir en cuanto a su vocación.

Por eso les ofrecemos estos testimonios de las familias de algunas hermanas Discípulas de Jesús. Es importante que tú, joven, que lees estas palabras con un sentimiento de búsqueda en tu corazón, veas lo que una familia puede pensar en cuanto a este asunto.

Que tú, papá o mamá que estás leyendo, tal vez buscando cómo iluminar a tu hija o hijo para que responda o para que no responda, veas a qué se han enfrentado otros papás. Pero sobre todo que seas capaz, -como cada uno de estos padres, como cada una de estas familias, como cada uno de estos corazones-, de abrirte a la voz de Dios.

Al compartir estas experiencias y reflexiones deseamos ayudarte a entender el llamado que está experimentando tu hija o hijo, que veas cómo lo han enfrentado otras familias y que, al descubrir lo que Dios está haciendo en su vida, te haga experimentar una gran bendición al recibir con amor y generosidad la vocación de alguno de los miembros de su familia.

En todos estos años muchísimas jóvenes han vivido la experiencia de su proceso vocacional con nosotras. Algunas descubrieron su vocación de Discípulas de Jesús y hoy están dentro del Instituto, ya con Votos Perpetuos o en diferentes etapas de formación.

Otras sinteron el llamado de Dios a consagrar sus vidas en otros Institutos Religiosos o como laicas consagradas, y otras descubrieron en el matrimonio o en la soltería el plan de Dios para sus vidas.

Aquí te ofrecemos algunos testimonios de estas muchachas que se han animado a discernir el proyecto que Dios tiene en su Corazón para cada una de ellas.