
Carisma y Misión
Nuestro Carisma
Carisma es el rasgo fundamental en el que deseamos configurarnos con Cristo, es decir, asemejarnos a Él. Para nosotras como Discípulas de Jesús la especial característica del Señor que queremos imitar es el ser Discípulo.
Nuestro Carisma: ser Discípulas
Un discípulo es alguien que sigue a un maestro para vivir con él y como él, y nosotras reconocemos y aceptamos a Jesús como nuestro único Maestro y Señor a quien escuchamos y seguimos.
Jesús, Discípulo del Padre, inauguró un estilo de vida que es el que nosotras deseamos vivir: como Discípulo estuvo siempre a la escucha de los secretos de su Padre, y así, contemplándolo, imitándolo y obedeciéndolo, lo complació en todo hasta llegar a la muerte y muerte de cruz.
Nosotras, impulsadas por el Espíritu Santo, deseamos vivir en esa constante escucha, contemplando, imitando y obedeciendo a Jesús para glorificar al Padre.
La Virgen María nos enseña a vivir nuestro Carisma
Como mujeres tenemos un modelo a imitar en la Virgen María, nuestra Madre.
María es la Discípula perfecta. María encarnó al Verbo y desde ese momento fue Discípula del Verbo.
Para que María viviera esta experiencia, primero se hizo la Esclava: “He aquí la Esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38).
María, al hacerse la Esclava del Señor, engendra al Verbo, y así se hace una con Él. Entra en ese diálogo profundo, y al hacerlo, lo escucha, lo contempla, lo imita. María es la primera Discípula de Jesús.
Esa misma dinámica debe seguir toda Discípula de Jesús: hacerse la esclava de Jesús, entregarle su corazón, su vida, su amor, su voluntad, todo su ser. Escucharlo cada día, contemplarlo, obedecerlo, y en este proceso hacerse una con Él: cristificarse.
La vida de la Discípula siempre será en función de su Maestro, siempre girará en torno a Él. Será una con Él: un solo corazón, una sola mente; buscará tener sus deseos, sus anhelos, sus pasiones, sus amores, su voluntad, sus sentimientos. Y así, al irse configurando con Él, se hará una con Él y se irá convirtiendo en su esposa. Así vivirá en una triple relación de esclava, discípula y esposa.
Nuestra Misión
La finalidad de nuestro Instituto está expresada en el texto de Mc 3,13-14 que dice:
«Y los llamó para que estuvieran con Él y para enviarlos predicar»
Por eso nuestra misión es vivir con Él y para Él y colaborar con el Espíritu Santo en la extensión del Reino. Además, estamos llamadas a proclamar a Jesucristo como Señor para la gloria de Dios Padre.
Nuestros objetivos son:
Dios y su gloria
El Reino de Dios
La Iglesia